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El Conjunto Monumental de Santa Clara celebra este año su 350 aniversario. Y para celebrarlo, el Hotel-Convento San Roque ha organizado un ambicioso programa de actividades culturales y gastronómicos que se realizarán durante todo este 2017. Desde visitas gratuitas a los museos locales, hasta un concurso de microrrelatos, pasando por un ciclo de conferencias, cenas teatralizadas, un encuentro Wedding Planner y de juegos de ingenio o un mes dedicado a la putxera, serán algunas de las propuestas de este aniversario.
Un edificio singular que conserva sus valores originales*
El Conjunto Monumental de Santa Clara contiene, además del Hotel San Roque, una iglesia conventual y la preceptoría anexas. El establecimiento hotelero dispone de 21 habitaciones, que en su día fueron las celdas de las monjas de clausura.
La fundación del complejo conventual (que se ha mantenido sin cambios sustanciales durante sus 350 años de historia) se debe al legado del balmasedano Don Juan de la Piedra, residente en Panamá, que impulsó la creación de esta clausura de monjas clarisas en su Villa natal para atender los deseos de una de sus hijas, que quería profesar en esa orden religiosa.
Las primeras seis madres fundadoras, entre las que se encontraba la que iba a ser abadesa, Doña Jacinta de la Puente, partieron del Convento de San Miguel (en el lugar de San Martín de Don, Valle de Tobalina, provincia de Burgos) el 28 de octubre de 1666. Realizaron el viaje hacia Balmaseda en varias etapas, pernoctando en Nofuentes, Media de Pomar y Villasana de Mena. Finalmente, llegaron a la Villa encartada el día 31 de octubre.
La inauguración del Convento tuvo lugar el 3 de noviembre de 1666, una vez concluidas las celebraciones de los días de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos. A las seis madres fundadoras del convento balmasedano se unieron diez novicias y Doña María de Zumalabe, que antes de entrar en religión regentó una pequeña escuela en Balmaseda, dedicada a la enseñanza de las primeras letras a niñas pobres. Actualmente, la haurreskola municipal lleva su nombre. La toma de hábitos de las novicias tuvo lugar en la Parroquia de San Severino y fue presidida por el Arzobispo de Burgos, Don Enrique de Peralta y Cárdenas, también natural de Balmaseda. Tras la ceremonia se procedió a ocupar el nuevo convento por las dieciséis religiosas que dieron lugar a la primera Comunidad de Clarisas en esta Villa.
Las monjas clarisas permanecieron en Balmaseda hasta 1984, año en el que se trasladaron al nuevo convento de Loiu (Bizkaia), debido al estado en que se encontraba el edificio que actualmente ocupa el hotel. El convento y la preceptoría, junto a la huerta conventual, fueron vendidos a un particular, con las debidas licencias tanto diocesana como de la Santa Sede y la iglesia fue cedida al Obispado de Bilbao.
En los años noventa del siglo XX, el edificio del convento fue restaurado en su totalidad y transformado en el actual complejo hotelero. La antigua preceptoría se habilitó para su uso residencial y la iglesia para el museo dedicado a la Pasión Viviente de Balmaseda. Una parte del antiguo huerto se ha mantenido sin ocupación de suelo y el resto se dedicó a la edificación de viviendas.
La historiadora Julia Gómez Prieto, gran conocedora de todo lo que este conjunto monumental puede contarnos, será la encargada de desvelarnos sus secretos durante el ciclo de charlas programado.
*Texto de Ricardo Santamarina Puente (basado en textos de Mendizabal y Gómez Prieto)