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Nombre: Inger Martinez de Arenaza
Edad: 39 años
Disciplina científica a la que te dedicas: Soy Licenciada en Ciencias Químicas (especialidad en Química-Física) y Doctora en Ingeniería de Materiales.
¿En qué trabajas/investigas? Actualmente soy profesora e investigadora en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Deusto, impartiendo materia en campo de la química y de la ingeniería de materiales. Además, soy investigadora del grupo Applied Mechanics con el que estoy inmersa en varios proyectos de investigación.
Mi campo de investigación ha estado dirigido al desarrollo de nuevos materiales poliméricos para aplicaciones médicas. Los biomateriales son cada vez más utilizados en medicina y es necesario que tengan gran variedad de propiedades para que puedan servir en diferentes de aplicaciones terapéuticas, como, por ejemplo; en implantes, tornillos de fijación ósea, dispositivos de liberación controlada de fármacos, pasadores para la unión de ligamentos, etc.
¿Para qué sirve lo que haces? En los últimos años, los residuos poliméricos sintéticos han supuesto un gravísimo problema medioambiental, dado que ha aumentado considerablemente su porcentaje dentro de los residuos sólidos totales. Es por ello que las investigaciones se han redirigido hacia los polímeros biodegradables. Estos materiales por efecto de la temperatura, del agua, la radiación solar o los microorganismos pueden degradarse sufriendo un cambio en su estructura química para descomponerse en componentes compatibles con el medio ambiente.
En el campo de la medicina, los biomateriales han ido adquiriendo gran importancia ya que además de reproducir la función de los tejidos vivos en los sistemas biológicos, han mostrado propiedades mecánicas, funcionales y fisiológicas aceptables. Asimismo, si añadimos que algunos biopolímeros tienen la capacidad de biodegradarse en el interior del cuerpo, podemos sintetizar materiales que, tras cumplir su función, se degraden y se eliminen sin que sea necesaria una segunda intervención, como es el caso de las cirugías para retirar placas o tornillos metálicos implantados para estabilizar fracturas.
¿Por qué crees que la ciencia es importante? La ciencia ha contribuido a que el mundo del que hoy disfrutamos sea el que es. Podemos vivir más tiempo y mejor, tenemos medicamentos que curan o alivian los síntomas de diversas enfermedades, podemos alimentarnos con seguridad, obtener energía simplemente con dar a un pulsador, podemos desplazarnos y viajar de forma cómoda y rápida, las comunicaciones con otros lugares son instantáneas, en definitiva, la ciencia ha enriquecido el conocimiento humano haciendo que seamos lo que somos como sociedad.
¿Cómo animarías a las nuevas generaciones? La ciencia hoy en día es tendencia. La pandemia ha hecho que todos nos informemos mucho más de aspectos que hasta hace poco menos de un año ni los conocíamos; hablamos de modelos matemáticos para predecir el aumento/descenso de la curva de contagios, hemos aprendido como funciona el ARN mensajero en alguna vacuna de la COVID-19, sabemos qué tipo de superficies son antivirucidas, hemos conocido nuevos materiales higiénico-sanitarios, en definitiva, hemos cambiado la tendencia negativa que en general se tenía de esta disciplina.
Los grados de ciencias; matemáticas, físicas, químicas llevan años no siendo atractivos para los universitarios, y tampoco han existido modelos positivos, ni la orientación universitaria adecuada para aquellos estudiantes que por vocación se inclinaban por esta opción. Sin embargo, esta terrible situación tiene su parte positiva, la información científica es más accesible, y por ello, creo que puede ser una gran oportunidad para aumentar el interés y entusiasmo de las nuevas generaciones. Además, la presencia de expertos de diversos campos de la ciencia en la educación temprana, puede situar los conceptos en su contexto real y de esta forma despertar el interés por la ciencia y la tecnología en potenciales nuevos científicos.