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El pasado 2 de agosto se ha cumplido el 150 aniversario del nacimiento en Iruña-Pamplona de Don Martín Rodríguez Seminario, del que se cumple también este año 2021 el 120 aniversario de su llegada a Balmaseda tras lograr en la primavera de 1901 la plaza de organista municipal por oposición. Por último, este 20 de septiembre hace 60 años que fallecía en nuestra villa a los 90 años de edad.
Al parecer, la plaza de organista de Balmaseda estaba muy bien remunerada en aquel momento, (1.000 pesetas al año), aunque con el tiempo esta cantidad no fue debidamente actualizada y Don Martín pasó por dificultades económicas, teniendo que reclamar subidas de sueldo al Ayuntamiento y obligado a dar clases particulares de música, sobre todo de piano.
Casado con la balmasedana Catalina Ostolaza San Vicente, tuvieron dos hijos y varios nietos. Alguna de sus nietas, especialmente la mayor, María Teresa, ha sido visita habitual en los conciertos con obras de su abuelo.
Don Martín hizo gala nada más llegar a Balmaseda de su alto nivel como músico. Con quince años sustituyó al pianista del Casino Eslava en Iruña-Pamplona y poco después iría como profesor de música al colegio de los jesuitas de Carrión de los Condes y luego al de Gijón. También había ejercido de organista en Beasain y en Balmaseda pasó a dirigir al coro parroquial con música religiosa para la misa mayor de domingos y festivos, así como para las festividades patronales del Carmen en julio y de San Roque en agosto. Su composición “Misa cantada en La Bemol” fue interpretada en 1905, 1908 y 1909. Su “Misa cantada Mater Inmaculata” se interpretó en la festividad de Santa Cecilia el 22 de noviembre de 1908.

Pero donde más destacó Don Martín fue en la música para Semana Santa con el “Miserere a cuatro voces”, obras para la Banda Municipal como “Marcha Fúnebre”, “Marchas 1, 2 y 3” y “Fantasía Sinfónica” para el Domingo de Resurrección de 1909.
El “Himno de Balmaseda” a tres voces y piano fue compuesto por Don Martín en 1901, el año de su llegada, cediendo al Ayuntamiento su propiedad absoluta por 250 pesetas. El original manuscrito se encuentra en el Archivo Municipal y de él se imprimieron 500 ejemplares, de los cuales se pusieron a la venta 497, al precio de 2 pesetas cada uno.
La letra fue escrita por Don Manuel de la Torre y Eguía, hermano del arquitecto Félix de la Torre y tuvo problemas de censura durante la Dictadura de Primo de Rivera, lo que obligó a hacer varias modificaciones en ella. Nosotros estamos acostumbrados a oír su versión musical, bien al órgano o a una orquesta sinfónica, así como sus primeras notas en el reloj de la torre de la iglesia de San Juan al dar los cuartos, las medias y las horas, desde que con motivo de las fiestas de San Severino de 2005, la relojería Antonio de Francisco realizara los trabajos necesarios para ello.
La fama de Don Martín como organista era muy bien conocida y por ello fue invitado en 1926 a inaugurar el nuevo órgano de Nuestra Señora de la Encina en Artziniega. También en 1931 inauguró el órgano de la parroquia de Mercadillo en Sopuerta y en 1957 hizo lo mismo con el nuevo órgano de la parroquia de Aranguren.
Además de música sacra, Don Martín también se dedicó a la música laica. Así, armonizó nuestra popular “Avecilla”, un vals no originario de Balmaseda, pero considerada aquí como canción propia. En 1908, nuestra Banda Municipal se presentó al Concurso de Bandas de Eibar y la obra de libre elección era “Fantasía Sinfónica” de Don Martín, que obtuvo el segundo premio en su categoría frente a otras prestigiosas bandas.
Otro aspecto destacable de Don Martín es la labor realizada con destacados discípulos como el padre Luís Iruarrizaga, llegado al seminario claretiano de Balmaseda con 13 años de edad en 1904. Don Martín le dio clases de armonía e impulsó sus dotes musicales, llegando a ser un gran compositor, director, organista y cantor, carrera que se truncó en Madrid, donde falleció a punto de cumplir 37 años de edad.
Otro destacado alumno suyo fue José Luís Urteaga Iturrioz, de Ordizia, cerca de Beasain donde Don Martín era organista. Cuando éste sacó la plaza en nuestra villa, Urteaga se vino con él y aquí conoció a Baldomera Loidi Puy, con la que se casó y tuvieron a su hijo Juan Ramón Urteaga Loidi, nacido en Balmaseda en 1914, que iba a ser también un destacadísimo compositor y organista y que tiene una placa conmemorativa en el edificio donde nació, a la entrada del cantón entre la calle Correría y la Plaza del Marqués de Legarda.
Incluso el prestigioso músico Jesús Guridi, durante su estancia en Bilbao se acercaba a veces a Balmaseda en bicicleta, para consultar y tratar de asuntos musicales con Don Martín. Ambos eran casi de la misma edad, Guridi cinco años mayor y los dos fallecieron en 1961, por lo que este año es el 60 aniversario de la desaparición de estos dos excepcionales músicos.
Sirva este escrito como reconocimiento de tan ilustre figura en sus tres aniversarios y como agradecimiento a Donato Rodríguez San Miguel, cuya obra “50 Aniversario de la Coral Kolitza de Balmaseda”, de 2005, ha sido una muy estimable fuente de datos.
En el próximo Udalberriak me propongo explicar la trayectoria de Don Martín tras su fallecimiento y cómo sigue vigente entre nosotros y nosotras, bien en Semana Santa como a través de la aparición de su música en otros acontecimientos sociales, y perpetuada en los modernos soportes de grabación.
Miguel Ángel Álvarez Fuentes